top of page

Cartas en el andén.

  • Sara Becerro
  • 16 mar 2017
  • 2 Min. de lectura

Los viajes a verte,

siempre empezaban con lápiz y papel

en un banco de la estación.

Y acababan igual,

pero en mi cama.

Todas aquellas noches

en las que las estrellas parecían mas brillantes,

pero solamente era aquella farola que pusiste bajo tu ventana

para hacerme creer que todo era más bonito desde tu cama.

Lo hiciste,

me lo creí,

y acabamos despidiéndonos en el mismo andén

en el que yo escribía para olvidarme,

de que sabía que aquella historia tendría fin.

Y lo tuvo.

Otra vez, me decía.

Pero no, ninguna vez es igual y de todas se aprende.

Y yo aprendí,

sobretodo cuando te fuiste.

Porque tenerte fue demasiado fácil,

y a mi nunca me gustaron del todo las cosas fáciles.

Son temporales. Siempre.

Tu no leíste aquellas cartas,

pero a mí me sirvieron para cortar la venda

que yo sola había anudado a mis ojos.

Porque lo sabía,

las cartas en el andén me lo decían,

pero necesitaba subir a la nube,

aunque fuese por un tiempo.

Te fuiste, de la manera más fácil.

Lo que no sabías es que era la manera más fácil también

para que te olvidara.

Y aprendí,

que hasta los gilipollas saben disfrazarse

de corazones buenos.

Y que nunca estamos libres

de caer en esa trampa.

Pero que al final,

acaban mostrando su gilipollez.

Que nunca es malo disfrutar,

si luego sigues avanzando.

Que jamás voy a abandonar mis sueños,

ni aunque volvieses

con todo el amor del mundo

a abrazarme como si nadie pudiese comerme

cuando estás tú.

Ilusión convertida en confusión.

Ahora,

no te escribo para recriminarte nada.

Mi herida ya cicatrizó.

Solo deseo que seas feliz (sí es que sabes)

y que ojalá tu vida se encauce.

Y aprendas a querer.

Y si no,

tampoco es que me importe mucho.

Tuviste el oro, y preferiste el moro.

Y yo he vuelto a volar,

como antes.

He vuelto a lucir aquella sonrisa,

que ya tenía antes de tí.

Y mientras yo sigo mi camino,

tú te girarás a mirar

como paso cual vendaval

mientras agarras una mano con la que no sonríes.

Y tus propias mentiras,

serán a ti a quién te hagan daño,

cuando cierres los ojos y mires atrás.

Porque a mi me dijeron algo que se me grabo a fuego,

que pa´trás,

ni pá coger impulso.

 
 
 

Comments


© 2017 by Sara Becerro. Proudly created with Wix.com

bottom of page